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RELACIONES ESTADO-NARCOTRÁFICO: Expansión del Narcomenudeo en Argentina.

Actualizado: 16 abr 2021



Autor Cristian Sebastián Antonio Ruíz - Argentina.


1.- INTRODUCCIÓN:


El presente trabajo tiene como objetivo analizar los factores que fueron determinantes en la relación entre el narcotráfico y la Policía, esta relación constituye el parámetro sobre el cual se basa el crecimiento exponencial del microtráfico a través del apoyo funcional.


Sin embargo, la misma obedece a una estructura compuesta por una multiplicidad de causas que la componen, claro está que en esa dinámica debe estar integrada la sociedad como receptor o destinatario del problema.


Las políticas de lucha contra el narcotráfico, enmarcadas en los paradigmas internacionales, no han tenido éxito por la falta de un diagnóstico certero desde el gobierno, sumado a la creencia que nuestro país es un lugar de tránsito y que el consumo y venta minorista se resuelve mediante una respuesta punitivista, se han creado las condiciones para el crecimiento de la criminalidad organizada de la mano con el aumento de la corrupción estatal-policial.


2.- DESARROLLO:


El Narcotráfico como modalidad del crimen organizado tiene un carácter esencialmente económico, observa su máxima expresión en un sistema capitalista, “ello se presenta más allá del tipo de régimen político, democrático o autoritario, y de su ubicación periférica o central en el sistema internacional” (Tocatlian, 2000, p.61), del estado que se trate. Opera en todas partes del mundo, Independientemente del desarrollo de un país o de las condiciones sociales desiguales; es un fenómeno multicausal, que trasciende las clases sociales, por eso el narcotráfico se erige como transnacional.


El Narcotráfico se refiere al abastecimiento de drogas ilícitas en un mercado ilegal y global, que demanda la provisión de ellos. Como actividad tiene dos dimensiones: 1) de carácter general, denominada “Macrotráfico” que se refiere a la provisión de grandes cantidades de sustancias ilícitas (1), de un origen hacia un destino, con el objeto de abastecer ese mercado. 2) un microtráfico, que se refiere a la relación de intermediación que se da entre consumidor y vendedor de la droga, que opera en el mercado interno de un país.


Las notas características que se extraen son: a) hay bienes y servicios demandados, b) son prohibidos, c) generador de organizaciones encargadas de proveerlos. “En la medida en que existan bienes y servicios demandados por el público y que, sin embargo, permanezcan prohibidos o sean declaradas ilegales, siempre existirán los incentivos, las oportunidades y las condiciones para que prosperen modalidades de criminalidad” (2).


El problema del Macrotráfico a nivel mundial se ha enmarcado en la idea del Prohibicionismo como tendencia general hacia la prohibición de las drogas. La regla es su no permisión de manera absoluta, salvo dos excepciones: su utilización con fines médicos y científicos; cualquier otro uso debe ser reprimido y eliminado.


Sobre el Microtráfico, la tendencia también es prohibicionista, los Estados tienen una “Camisa de Fuerza” para manejar la cuestión de consumo, pero sin alterar los parámetros universales. Sobre esta modalidad de narcotráfico, se efectúa el presente análisis.


En términos generales, las políticas públicas sobre el narcotráfico en Argentina se encuadran bajo este paradigma: La principal premisa es erradicar de la sociedad el flagelo de la droga y extinguir las organizaciones criminales dedicadas su producción, tráfico y venta. Lo que se pretende es un “Mundo sin drogas” (3), en consonancia con los preceptos marcados internacionalmente. Pero la “idea de una Argentina sin narcotráfico en un mundo libre de drogas” que ha inspirado a las políticas de prevención y control del narcotráfico resulta endeble, desde el punto de vista teórico y empírico (Souto Zabaleta. 2019, p. 53).


Desde lo teórico, resulta una tarea utópica plantear la erradicación por completo del narcotráfico, por las características de estos grupos criminales: los mismos han adquirido grandes magnitudes traducidas en dominio territorial, penetración social, protección estatal-policial y grandes recursos económicos. Entonces en “El prohibicionismo mismo, por tanto, está en la raíz del fenómeno criminal y este hecho no puede pasar inadvertido ni ser tergiversado”. (Tokatlian, 2000, p. 59).


Justamente desde el punto de vista empírico, cuando la sociedad demanda determinados bienes y servicios que se encuentran bajo el prohibicionismo, se generan las condiciones para el surgimiento y crecimiento de organizaciones encargadas de su provisión. Basta con observar que en Argentina sigue habiendo tráfico de drogas ilegales, aumento del consumo y la venta ilegal. Dos datos para graficar el problema:


1.- El crecimiento del consumo: “Según el informe elaborado por la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación Argentina, el consumo reciente de alguna droga ilícita pasó del 3.6% en el año 2010 a 8.3% en el 2017. Según este informe, hubo un gran aumento en las tasas de consumo de marihuana, cocaína, éxtasis y de alguna droga ilícita” (4).


2.- El crecimiento de la venta minorista: “En el período 2010-2015 se observa un importante incremento del registro de venta de drogas en el barrio. En otras palabras, aumenta de manera significativa la proporción de hogares que perciben de manera directa o indirecta que en su barrio se venden drogas ilegales. A finales de 2015, casi 5 de cada 10 hogares identifican la venta o tráfico de drogas en su calle, manzana o vecindario. Los valores más altos en el registro de venta de drogas corresponden a las regiones urbanas de mayor concentración de población (el amba y la Región Pampeana), así como también al norte del país (nea y noa). Sin embargo, las regiones que registraron mayor crecimiento entre 2010-2015 fueron la Patagonia y el nea, así como también el Conurbano bonaerense” (5).


¿Como se han expandido las Organizaciones Narcotraficantes?


El Narcotráfico va más allá de la relación económica, pues para garantizarla requiere de un conjunto de condiciones que aseguren que el producto llegue a su destino, para ello tiene que vencer las barreras de control predispuestas por cada estado, principalmente la policía. No solo se enfrenta a ellos, sino también entabla relaciones a través de la corrupción con fines de protección o permisión. Entonces comprende un “Sistema de relaciones, con jerarquías y asociaciones temporales; centrado no sólo en depredar sino en suministrar bienes y servicios ilegales en un mercado diverso; con capacidad de coacción y uso de la violencia contra quienes le retan (grupos criminales rivales o el Estado); durante cierto tiempo—en todo caso longevo” (Garzón, 2008, p.30).


Esas relaciones son clientelares (6) que generan un circuito que es imprescindible para el desarrollo y expansión del microtráfico, así lo afirma Sain a decir que: “En Argentina es que la tutela policial a los embrionarios grupos narcotraficantes configuró la condición necesaria para la expansión y estabilización del mercado ilegal de drogas, debido a que permitió y garantizó el despliegue y dominio territorial imprescindible” (Sain, 2009, p. 143).


¿Cuáles fueron los factores determinantes en la relación Policía Narcotráfico, para el desarrollo del microtráfico?


Toda relación tiene una estructura en la cual se apoya la dinámica de su funcionamiento y tiene un porque, una finalidad. Entonces de la relación Policía y Microtráfico se pueden extraer esos factores, agrupados en dos grandes ejes: Estructurales y Funcionales.


1.- Factores Estructurales: Pueden ser definidos como aquellos que resultan necesarios para la existencia y permanencia de un organismo. Dentro de esta tenemos condiciones sociales del narcotráfico y condiciones de precariedad situacional e institucional.


A.- Condiciones Sociales: El microtráfico esta circunstanciado a una realidad social y política que contribuye a su expansión. Los factores que influyen son: Penetración Cultural de la Droga, Legitimación de la Violencia y las representaciones sociales de la problemática.


Penetración Cultural de la Droga: La Droga ha sido receptada por la sociedad en una cultura que resulta funcional al desarrollo de las actividades que suscribe. En su recepción, los usos individuales o grupales han sido diversos, por ejemplo: usos recreativos; terapéuticos, medicinales, investigativos, culturales, religiosos etc. Ese entramado complejo, es producto de la aceptación y naturalización del consumo de drogas en la sociedad, que genera problemas de tipo pandémicos para los consumidores habituales, mientras que para los ocasionales representa una relación de consumo más.


En 1988 las Naciones Unidas ya advertían a los estados sobre la penetración cultural de la droga y el narcotráfico diciendo que se encontraba “Profundamente preocupada asimismo por la sostenida y creciente penetración del tráfico ilícito de estupefacientes y sustancias sicotrópicas en los diversos grupos sociales […] lo que entraña un peligro de gravedad incalculable” (7).


La aceptación cultural del consumo genera la aceptación del microtráfico, de esta forma y a pesar de que se trata de una actividad criminal, se toma como un mal necesario dentro de la dinámica social. Desde la relación Proveedor – Consumidor, una parte necesita el producto para consumo, mientras que la otra lo ofrece y provee a cambio de dinero. En este negocio ambas partes se benefician, porque el consumidor obtiene la droga (para el uso que desee) y como contraprestación el oferente, obtiene recursos materiales. Esto es una marcada diferencia con la criminalidad común en donde las “víctimas tienen incentivos para denunciar, en el caso del tráfico y comercio ilegal se establece una relación entre un comprador y un vendedor, en la cual a ninguno le interesa que circule información sobre el hecho” (Garzón, 2008, p. 34).


Legitimación de la Violencia: En la Sociedad se han extendido prácticas ilegales recurrentes que han sido legitimadas, “la reproducción cotidiana y generalizada de un amplio espectro de comportamientos trasgresores y violatorios de la legalidad vigente” (Sain, Games, 2005, p. 28), han hecho de la violencia un mecanismo valedero de resolución de conflictos. De esta manera los vecinos de los barrios donde funciona el expendio de drogas conviven con la violencia, ya que es el mecanismo de coacción con el que cuentan las organizaciones criminales para expandirse y mantener el control de su asiento territorial frente a otras bandas criminales que le disputan el territorio, o bien frente al Estado, en ejercicio del poder punitivo. Se legitiman y naturalizan este tipo de prácticas, de manera tal que constituye una situación cotidiana dentro del entorno y realidad en la que viven.


Representaciones Sociales de la Problemática: Como objeto social, la opinión que gira en torno a la droga transita por canales ambivalentes, las personas son las que le dan un significado, la incorporan a su vida y a las relaciones sociales, y en efecto cada grupo social le otorga un sentido. La representación social esta dada por el amplio espectro de opiniones relativos a la droga, resumidas en aceptación o rechazo.


La diversidad de representaciones confluye en un campo de acción social, donde el estado tiene injerencia; se genera una lucha por la legitimación de las posiciones (aceptación o rechazo) y se enfoca la actividad estatal hacia la determinación de diversos objetos en torno a ello, como se dijo el paradigma tradicional se basa en la punición de vendedores y consumidores, rechazando la droga. Un cambio discursivo lo represento el Consejo Federal de Seguridad Interior reunido en el año 2008, donde planteo una visión distinta a la tradicional, no considerando al consumidor como un criminal sino como alguien con un problema de salud, y pretendió crear mayores políticas de prevención y asistencia social.


De todo ello se extrae que: si en la sociedad hay droga es porque la acepta, su acceso no está limitado. El consumo y la venta minorista representan una epidemia “el termino epidemia de drogas se usa acá para subrayar el hecho de que el uso de drogas es un comportamiento aprehendido transmitido de una persona a otra” (Bagley,2009. P. 248, 249), y quien contribuye a la expansión es el Estado. Pero asimismo son conductas insertas en la sociedad, “Las conductas que violan las normas, son consideradas manifestaciones inevitables y legitimas de la ausencia del Estado vigilante y eficiente o de la presencia de podes públicos que controlan poco y mal y que están atravesados por la corrupción” (Sain, Games, 2005, p. 29).


B.- Precariedad Situacional: Derivada de del incremento constante del consumo, que lleva a una gradual estructuración de mercados minoristas altamente diversificados y diferenciados.

Sobre el narcotráfico y sus modalidades en Argentina, hay un relato que oscila entre dos posturas: una de ellas, más conservadora, que sostiene que nuestro país es un territorio de transito de la droga y que “ocupa un lugar marginal y distante del núcleo de dicha problemática criminal” (SAIN, 2007), mientras que por el otro, una postura progresista, sostenida en base a dos elementos generadores del problema: 1) los países consumidores del primer mundo, son los que principalmente no han podido poner un freno o disminuir el narcotráfico; 2) los países productores (de Sudamérica, como Bolivia, Perú, Colombia) cuyas políticas han fracasado en la erradicación del narcotráfico.


Argentina (dentro del circuito internacional) es un país de tránsito marginal, asimismo fue calificado internacionalmente como uno de los “principales países proveedores de precursores químicos” susceptibles de ser utilizados en la fabricación ilícita de drogas. Adicionalmente, fue incluido en el grupo de “principales países de lavado de dinero” en los informes publicados en los años 1996, 2013, 2014 y 2015” (8).


A pesar de la realidad, las posturas mencionadas siguen siendo negacionistas del microtráfico y del consumo, que ha llevado a un desarrollo político equivocado y por supuesto a favorecido su crecimiento.


Incremento de los mercados y aumento del consumo: La relación entre macrotráfico y microtráfico es esencial para demostrar el fenómeno del incremento de los mercados y el aumento del consumo, el microtráfico se retroalimenta del macrotráfico. En Argentina “«se mantienen fronteras permeables a todos los tráficos ilegales», es decir, «hay zonas de frontera sensibles» en las que se observa «una enorme corrupción que facilita negocios ilícitos de doble vía (por ejemplo, marihuana por automóviles robados, cocaína por automóviles o armas)»” (Sain, 2007, p. 140). Por ejemplo: en un informe de la Ufidro (9) “se indicaba que la cocaína que ingresaba al país era traficada predominantemente por la frontera norte y provenía de los principales países productores de la región, en especial de Perú, Bolivia y Colombia” y que “la marihuana provenía de los países productores de la región, particularmente de Paraguay, e ingresaba por el litoral mesopotámico y por el norte del país”.


El tráfico de Drogas tiene dos destinos posibles, el tránsito hacia otros lugares (preferentemente Europa) y la que está destinada al consumo interno, en este caso es transportada desde la frontera, distribuida y comercializada en los principales centros urbanos, donde está el consumo más alto.


El macrotráfico se encarga de la provisión y el microtráfico de la venta, ahora cuando la oferta y la demanda crecen, se genera una nueva concepción del problema, el mesotráfico: es una manifestación más compleja a partir de la evolución de los mercados locales de consumo y las redes de abastecimiento destinadas a abastecer principalmente a los grandes conglomerados urbanos (Souto Zabaleta, 2019, p. 69).


El proceso de crecimiento de la oferta y demanda incide directamente en las organizaciones criminales que deben adaptar su estructura a para hacerla crecer en términos operativos, orquestando verdaderas empresas de venta a través del menudeo en las zonas de colocación del producto. Al crecer la organización, debe destinar mas fondos de sus ingresos a hacer crecer los lazos con el estado mediante “negociaciones con la policía o funcionarios gubernamentales y la articulación de un esquema de sobornos y dádivas” y con las empresas privadas para “la administración de los fondos generados por el emprendimiento mediante ocultamiento, inversiones o uso del mismo y el desarrollo de operaciones de lavado de dinero” (10).


C.- Precariedad Institucional: Citando nuevamente a Sain, esta precariedad “se manifiesta en el desarrollo del narcotráfico como emprendimiento criminal también en expansión y diversificado, con un altísimo nivel de regulación y protección estatal a través de la corrupción policial. (Sain, 2009, p.141).


Por un lado, si hay precariedad institucional (Policial), en consecuencia, se dan los elementos para el crecimiento de la criminalidad organizada. Esta situación institucional favoreció el desarrollo de un personaje antagonista (en sentido discursivo) a la Policía, que son las organizaciones narcotraficantes, pero la realidad marca que en la praxis se encuentran vinculados. Como lo manifiesta Sain “los grupos criminales aún no cuentan con autonomía operativa respecto de la policía, pero en gran medida esto se debe a que el tamaño de los mercados es aún pequeño, y no favorece la formación de organizaciones que estén en condiciones de disputarle la regulación al propio Estado” (Sain, 2009, p.144).

Las fuerzas de seguridad cuentan con un problema de raigambre histórico en lo organizacional y sobre todo en la funcionalidad, ya que realizan las tareas de prevención y auxilio de la justicia sin poseer la infraestructura adecuada, ni los medios suficientes. Su personal no tiene la capacitación adecuada y sumado a los problemas sociales generales, no reciben una retribución justa por su labor.


Otra constante es la falta de recursos materiales para las fuerzas de seguridad: La Policía requiere de determinados recursos para cumplir sus funciones, la escaeces de ellos, genera que los mismos sean provistos por otras fuentes, como la corrupción (producto de la acción, inacción o permisividad policial), y la participación en el crimen organizado. “Este círculo vicioso conformado por la desidia política, la miopía social y la autogestión policial de la seguridad pública no parece estar determinado por la malicia de ciertos uniformados, sino, más bien, por el abandono y la pereza del mundo de la política ante una cuestión a la que ésta desea tener bien lejos” (Sain, 2008, p.39).


Las relaciones de corrupción entre la Policía y las organizaciones criminales se allanan por los siguientes elementos:


1.- Delegación de la Política en manos de la Policía de la Gestión y el Manejo de la Seguridad Publica.


El estado consolido el monopolio del uso de la fuerza legal como parte del sistema democrático con el objeto de mantener la gobernabilidad, la Policía no solo hizo uso de la fuerza, sino abuso de dicha potestad. Actúa para controlar a las “Clases Criminales” dejando un amplio espectro de conductas sin encuadrar, entre ellas el Macrotráfico, mientras que el narcomenudeo y los consumidores son los clientes habituales del sistema penal y por ende de la actividad policial.

El crecimiento de la impunidad en la relación Policía – Narcotráfico tiene uno de sus pilares en un pacto de reciprocidad tácito con el Poder Político de turno: Sostiene Sain en su obra “El Leviatán Azul”, que en dicho pacto los compromisos son: del Gobierno a la Policía, que no tendrían injerencia en la institucionalidad policial, además el “encubrimiento gubernamental frente a los dispositivos y hechos de corrupción y los abusos policiales, y hasta la protección política fíenle a ciertas modalidades de regulación de determinadas actividades delictivas de alta rentabilidad económica” (Sain, 2008, p.126). De lado policial hacia el Gobierno, se les aseguró un apoyo hacia determinadas acciones necesarias para la gobernabilidad.


2.- Politización de la Policía: “Diferentes instancias del sistema político local han practicado una conducción subterránea sobre vastos sectores policiales” (Sain, 2008, p.128) la corrupción se acrecentó en ese sistema de relaciones. Se articulo entre el poder político y policial redes delictivas para la obtención de fondos ilegales.

3.- El elemento primordial que enmarca la corrupción policial es el Autofinanciamiento ilegal de la Policía, “generado en un conjunto de dádivas y fondos provenientes de diversas actividades irregulares o delictivas permitidas, protegidas o llevadas a cabo por los propios agentes policiales” (Sain, 2008, p. 158).


4.- Diferentes Jurisdicciones: La organización estatal, con una doble jurisdicción federal y provincial, es uno de los escollos para el abordaje y la investigación del narcotráfico. No hay una coordinación inter-jurisdiccional e incluso la superposición de ambas, genera luchas y tensiones por el “control” del territorio entre las Fuerzas.


5.-Militarización de la Seguridad Interior: Durante las presidencias de Cristina Fernández (2007-2011 y 2011-2015) y Mauricio Macri (2015-2019) se fue gestando paulatinamente un proceso de militarización de la seguridad pública, tendiente a involucrar a las fuerzas militares en cuestiones internas. Las posturas planteadas en “la guerra contra el narcotráfico” tienen una retórica belicista frente al problema, por ejemplo en el “Plan Argentina sin narcotráfico” el Gobierno se comprometía no sólo a “dar la pelea sino también a ganarla” (11). Estos planes desvían el foco de la problemática hacia metas que han fracasado en el pasado; que las Fuerzas Armadas efectúen tareas de seguridad y prevención, incrementa la violencia en la sociedad de los grupos criminales y se da una lucha entre instituciones estatales por la jurisdicción y control del territorio.


La contracara de la precariedad institucional es el crecimiento de las organizaciones criminales de dedicadas al narcotráfico, Tokatlián sostiene que el alcance de las organizaciones narcotraficantes es integral, porque en lo geográfico adquirieron dimensiones globales; es transaccional, pues no distingue entre culturas o pertenencias étnicas, cualquiera puede ser parte de la misma. Además, es pluriproductivo, debido a la amplia rama de actividades delictivas conexas y los distintos niveles de participación. Hacia el interior, estas funcionan con una estructura versátil, con capacidad de adaptación a las realidades circundantes; su actividad se encuentra circunscripta y especializada en un solo mercado (ilegal), pero se diversifica hacia el legal. Constituye una actividad delictiva altamente rentable lo que hace posible el hecho de disputarle al menos en pequeños lugares, el poderío al Estado.


Un punto crucial en la estructura de las organizaciones es que se nutren de niños, niñas y adolescentes para la particular tarea de venta, por varias razones: son piezas reemplazables, en algunos casos el hecho de ser menores impide la captación por la policía y las agencias penales ya que resultan inimputables, y al ser niños que se encuentran en una situación de vulnerabilidad, facilita su dominio y obediencia. Esto también había sido observado por Naciones Unidas como advertencia “por la utilización de niños en muchas partes del mundo como mercado de consumo y como instrumentos para la producción, la distribución y el comercio ilícitos de estupefacientes y sustancias sicotrópicas” (12) “la represión de contrabando de estupefacientes se centra principalmente en el tráfico de las ‘mulas’», que son «el eslabón más débil de la cadena y deben padecer un maltrato que a veces llega a la muerte” (13).

Por último el crecimiento de las organizaciones narcotraficantes es exponencial y afecta a todas las esferas sociales, “Lo que ha favorecido la conformación de situaciones de violencia y, en su marco, de delincuencia violenta es la desigualdad social extrema existente en determinados ámbitos urbanos aceleradamente desagregados y deteriorados y, en cuyo contexto, durante las dos últimas décadas se ha ido desarrollando un abarcativo proceso de marginación de gran parte de la población de estos lugares” (Sain, 2008, p. 42).


2.- Factores Funcionales: Toda la estructura señalada con los factores analizados, nos muestran cómo puede funcionar la relación corrupta entre Policía– Estado, con un fin que es lograr el crecimiento de la venta de droga con impunidad, así obtener ganancias que se reparten en función a su participación. “Los niveles de infiltración, corrupción y connivencia de las fuerzas estatales, varían de acuerdo con la dimensión de las actividades delictivas que se desarrollen; pero también están relacionadas con factores "estructurales" como el sistema político (y el nexo político-criminal), la relación de las élites con el crimen y la disposición que tenga el gobierno central para el combate contra las agrupaciones al margen de la ley” (Garzón, 2008, p. 188).

Las formas colaborativas entre ellos pueden ser infinitas, sin embargo, la casuística nos da ciertos parámetros para extraer notas comunes.


A.- Función Protectora: la función que cumple la Policía respecto del microtráfico es eminentemente protectora para evitar que otras agencias penales puedan desbaratar el engranaje comercial. Esa protección puede ser a gran escala o en una pequeña escala, la diferencia está dada por la perdurabilidad: los escalafones superiores de las organizaciones criminales tienen una protección que se extiende en el tiempo, por la cantidad de recursos que aportan al sistema y su ascendencia en la pirámide criminal. Los trabajadores informales más vulnerables, tienen una relativa protección o menos duradera, ya que cuando no se los puede proteger, son los primeros cooptados por el sistema represivo.


Esto se puede observar porque “la inmensa mayoría de los procedimientos y acciones policiales son iniciados por flagrancia –y no como resultado de una labor de inteligencia criminal– y solo dan lugar a la detención de consumidores y pequeños comerciantes minoristas de drogas ilícitas” (Sain, 2009, p. 138).


B.-Función Coadyuvante: en este tipo de función, la Policía a través de su acción directa, inacción, o permisión es parte del desarrollo del narcotráfico. No se trata de una mera colaboración, sino es un parámetro necesario de su extensión, Es decir confluye en una comunidad de trabajo para cumplir ciertos objetivos.


La Policía como institución tradicionalmente tiene un componente funcional que se desdobla en la Prevención, que es una tarea eminentemente de seguridad, y la de auxiliar de justicia, investigando los hechos puestos a consideración. De manera tal que sus funciones son primordiales en cualquier hecho criminal; de su actuación (al ser quien previene) depende el éxito de la investigación. Aquí radica la importancia de la relación con el narcotráfico porque teniendo el control sobre el primer eslabón en la cadena de funcionamiento del aparato represivo estatal, tiene garantizado su funcionamiento criminal.


Un caso paradigmático que demuestra la función de la Policía en la relación con el Narcotráfico es el homicidio de Candela Sol Rodríguez, si bien no corresponde el análisis de este caso en particular, se van a extraer las modalidades de colaboración que se dieron y que pueden ser comunes con mayor o menor trascendencia en todos los casos.


1.- Entorpecimiento de la investigación: la Acción policial estaba enderezada a encubrimiento de los autores y del móvil del hecho porque el trasfondo era una disputa narcotraficante y dentro de la institución policial por el mando y poder.


Por otro lado, se llevaron a cabo actuaciones sin rumbo, pericias sin sustento, desvió de la investigación en cuanto al lugar y los hechos.


2.- Distracción mediática de los hechos de trascendencia: en casos marcados por la opinión pública, los canales de comunicación son formadores de opinión, por tal sentido y para garantizar la impunidad, desde las agencias estatales se suelen dar noticias falsas sobre un hecho, la desacreditación de la familia de la víctima o a la víctima misma, todo ese aparato confluye para formar distracción.


3.- Los vínculos Policiales con el Poder Político: ya que forman en muchos casos una cadena organizada dentro de los estamentos corruptos, la lucha por instalar en las altas cadenas de mando en la Policía a personas que respondan al poder político de turno, genera lazos esos lasos a través de la corrupción.


4.- Los vínculos Judiciales, ya que la inacción de fiscales, jueces y defensores garantizan la captación de los pequeños vendedores y no de los grandes narcotraficantes.


5.- Los vínculos con la actividad criminal, puesto que el narcotráfico en sus modalidades resulta una actividad que favorece el desarrollo de otras actividades delictivas, como los secuestros, homicidios, y otras más organizadas como la piratería del asfalto, las auto-partes en desarmaderos clandestinos, la trata de personas con fines de explotación sexual etc.

C.- Comunidad de intereses: está claro que todo ese entramado complejo de relaciones se da por una razón meramente económica, que es la de obtener ganancias.


3.- CONCLUSIÓN:

La relación entre Estado/Policía y Narcotráfico es solo una parte del problema que resulta multicausal, el pensar que solo con la prohibición absoluta de la actividad, poniendo énfasis en políticas de control de las fronteras para evitar el Macrotráfico y reprimiendo a consumidores y vendedores, es negar la realidad.


El tratamiento del microtráfico se debe hacer teniendo en cuenta la relación de disponibilidad de consumidor con el producto, pero enfatizando en políticas de prevención contra las adicciones, e inversiones en salud. Por otro lado, la asistencia social hacia los barrios carenciados es primordial, para que el estado no pierda su ascendencia, otorgando igualdad de posibilidades a todos los jóvenes. Ahí es donde las organizaciones criminales dedicadas al narcotráfico están ganando la batalla, ofreciendo una oportunidad de ser parte de algo a los excluidos socialmente.


La cuestión institucional de la Policía es un problema histórico y de naturaleza funcional: que una sola institución con problemas organizacionales se encargue de prevenir e investigar el universo de delitos atenta contra la eficiencia, no solo por la falta de especialización, sino por las condiciones precarias en las que trabaja. Los integrantes de las fuerzas también tienen una situación precaria, la falta de una formación idónea hace que muchas personas tomen el ingreso a la policía como una salida laboral y no profesionalizante. Esto indefectiblemente conlleva a buscar financiamiento en actividades criminales porque en ellas cada integrante policial tiene cierto poder de control. Lo óptimo seria tener un organismo especializado de control del narcotráfico, con jurisdicción nacional para marcar las políticas necesarias para detener el avance de la problemática.


La observación de problema debe reparar también en las ganancias que resultan del narcomenudeo, los dividendos se utilizan para mantener la organización interna y expandirla a otras actividades ilícitas redituables; para afianzar los vínculos de corrupción con la faz publica (Estado y Policía) y aparece un nuevo eslabón en la cadena, las empresas privadas que son el canal principal por medio del cual se blanquea en dinero. Se financian actividades licitas con dinero ilícito y de ello resulta un círculo en donde todos los actores privados y estatales se encuentran interrelacionados.


En palabras finales: “no se advierte un interés por poner el foco en desarticular las fuertes imbricaciones entre la política, la economía, la sociedad y la criminalidad compleja, particularmente, en tres aspectos: el financiamiento de la política y de algunos poderes públicos, la economía marginal o paralela del sistema económico legal y el contubernio micro-social entre agentes del clientelismo político, actores criminales y policías”(Sain,Games, 2015, p. 38), si no hay una reestructuración de las bases del sistema, el problema seguirá latente.



Citas:

(1) Hace referencia a drogas ilegales o ilícitas, que son las sustancias que al ser tomadas pueden modificar la conciencia, el estado de ánimo o los procesos de pensamiento de un individuo.

(2) Véanse, Robert J. Kelly, "The Nature of Organized Crime and Its Operations", en Herbert Edelhertz (ed.), op.cit.; Humbert S. Nelli, "American Syndicate Crime: A Legacy of Prohibition, 1985; y Michael Woodwiss, Crime, Crusades and Corruption. Prohibitions in the United States, 1900-1987, 1988. citado por Toklatián.

(3) Declaración del Director Ejecutivo del Programa de Naciones Unidas para la Fiscalización Internacional de Drogas (pnufid), Pino Arlacchi, en el Vigésimo Período Extraordinario de Sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas, A/S-20/P.V.1.

(4) Sedronar. Estudio Nacional en población de 12 a 65 años sobre Consumo de Sustancias Psicoactivas. Argentina 2017. Disponible en: http://www.observatorio.gov.ar/media/k2/attachments/ 2017-10-05ZEncuestaZHogaresZconZcuestionario.pdf

(5) Observatorio de la Deuda Social Argentina, “Barómetro del Narcotráfico y las Adicciones en la Argentina”, Informe, núm. 3.

(6) Albini, Joseph. 1997. "Donald Cressey's Contributions to the Study of Organized Crime: An Evaluation". En Ryan, Patrick J. & Rush, George E. (Eds.) Understanding Organized Crime in Global Perspective: A reader. Sage Publications.

(7) La Convención de las Naciones Unidas contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Sicotrópicas. Disponible en: http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/0-4999/471/ norma.htm

(8) International Drug Control Strategy Report 1996-2016, US State Department.

(9) Unidad de Apoyo Fiscal para la Investigación de Delitos Complejos en materia de Drogas y Crimen Organizado.

(10) Sain, Marcelo, “Entre mitos y fabulaciones políticas: el control del narcotráfico en Argentina (2003- 2017)”, Ponencia presentada en el XXXVI International Congress of the Latin American Studies Association, Barcelona, 23-26 de mayo, 2018.

(11) “Argentina sin narcotráfico. El objetivo que nos une a todos”, Gobierno de Argentina. Disponible en: https://www.argentina.gob.ar/seguridad/argentinasinnarcotrafico

(12) Considerandos de La Convención de las Naciones Unidas contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Sicotrópicas.

(13) Comité Científico Asesor en Materia de Control de Tráfico Ilícito de Estupefacientes, Sustancias Psicotrópicas y Criminalidad Compleja: La reforma integral de la Ley de Estupefacientes y la identificación de políticas sociales, Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos, Buenos Aires, 2008.


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Cristian Sebastían A. Ruíz.
-Abogado.-Doctorando en Ciencias Sociales (Unju)
-Alumno Especialización en Criminología (UNQ)
-Prof. Adjunto Política Internacional Contemporánea y Derecho Internacional Publico UCES Universidad de Ciencias Empresariales.

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